Octavo día.
Frío mucho frío, camino con Stefanie pasamos Azofra y el camino es recto e interminable. Unos kilómetros más adelante, Stefanie no puede más, las rodillas le duelen mucho, unos kilómetros adelante llegamos a Ciruena, nos sentamos a comer y se apunta otro peregrino de origen polaco a la mesa, no recuerdo su nombre, va con pantalones de guerra, nos cuenta que trabaja en defensa para el gobierno de Polonia y que salió de su trabajo y como tiene secretos industriales le pagan un año de salario sin que haga nada y decidió hacer el camino.
En el restaurante hay tele, hablan de las elecciones, yo comento que me gustaría que gane Zapatero, y éste fue el trigger de su speech fascista, él también llevaba la cabeza rapada y deberia haberme dado cuenta… A partir de ahí se dedicó a arruinarnos el almuerzo, Stefanie hacia silencio creo que sólo pensaba en sus rodillas y yo comencé el aha aha aha, hasta que supero el tiempo límite y lo corté con un chiste sobre otro tema y por fin paró.
Después de comer, Stefanie no podía más, la acompañé a hacer dedo para que alguien la llevara los cinco kilómetros que faltaban, a los cinco minutos apareció alguien y yo partí andando al albergue.
El camino parecía ir derecho, y me confundo con una flecha, tomo el camino a la derecha cuando debería haber seguido recto, al caminar sesenta metros, me doy cuenta y decido caminar recto igual total ya veré el pueblo… caminé por un buen rato en el medio de la plantación de trigo hundiéndome cada día mas en el barro de la tierra removida, maldito sea el momento que pensé en ir por ese camino.
Llego al albergue hacia las seis de la tarde, ya había mucha gente ahí y la hospitalera me dijo que los otros peregrinos me esperaban.
En la recepción me encuentro con Javier (el ciego) de nuevo con la policía, decía no tener documento porque se los habían robado… Más tarde Javier sube y le convidamos de la comida que tenemos, el acepta contento, y se queda un rato con nosotros. Más tarde viene la hospitalera que le había hecho una cama en otra sala porque él decía agobiarse en los ambientes cerrados, lo acompaño abajo y me cuenta de la energía que lo lleva a Santiago y tal y cual. Me pregunta si puedo caminar con el el día siguiente y le digo que por supuesto, y que al otro día me contaba lo de la energía.
Al otro día me entero que se había ido solo a dormir a la intemperie… no sé si lo volveré a ver.
Park, el ortopedista examina a Stefanie y se tiene que quedar en reposo dos días, mucho peso en la mochila es el diagnóstico… me quedo sin compañera de caminatas.